En 2007 el IPCC –producto de la
actividad científica-, concluyó que la actividad humana contribuye
significativamente al cambio climático, esto ocurre al generar los GEI (CO2
dióxido de carbono, CH4 metano, N2O óxido nitroso), los gases de efecto
invernadero que incrementan.
Una reciente investigación,
producida por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales
(CREAF), en España, entre 1982 a 2015, atribuye al incremento de CO2 en la
atmósfera el ascenso de la cantidad de biomasa verde, en el 40% de las regiones
del planeta al almacenar más el dióxido de carbono.
Esta gran adición de verde "puede tener la
capacidad de cambiar los ciclos del agua y del carbono a nivel global", además,
"el efecto fertilizante del dióxido de carbono cada vez es menor a medida
que las plantas van aclimatándose a este aumento", añade Peñuelas
investigador del CREAF.